Más Allá del Sur
Hace poco mas de 17 años emprendí un viaje de sur a norte a lo largo de toda la frontera entre Haití y República Dominicana, dejé atrás el salado y caliente Caribe para hacer un reportaje fotográfico que hablaba sobre divisiones, geográficas en principio pero que a medida que avanzaba notaba que las líneas se sucedían o se interponían dividiéndolo todo: los caminos, las historias, las vidas de sus habitantes y por supuesto su futuro.
Recuerdo que entrábamos y salíamos de los caminos empeñados en hacer la trayectoria lo mas fiel posible a la frontera, la frontera teórica, porque pasábamos sin darnos cuenta de un país a otro y es que en esa frontera, donde todo se solapa, sus pobladores tienen la certeza de que habitan un tercer país, desprendidos sin razón de los dos centros de la isla; así que para sobrevivir han tenido que entenderse, acercarse o abrazarse a veces sin quererlo porque cuando se vive tan lejos de todas partes las opciones, si las hay, se agotan rápido.
Por supuesto al cabo de una semana cuando terminó el viaje y me zambullí en el agua fría del Atlántico noté porqué los que nos dieron café caliente alguna mañana en la montaña o el militar que nos invitó a su mesa a compartir su comida en algún puesto fronterizo o incluso el que me pidió dinero por dejarme pasar un puesto de control se sienten tan hermanados; con ellos solo compartía pasaporte y obligaciones fiscales, solo eso.
Aún guardo la esperanza de volver y hacer el mismo recorrido, con mas años, con menos peso en la mochila, con otros ojos, a veces pienso que talvez debo volver porque hay lugares por los que debemos repetir los pasos para asegurarnos de que realmente estuvimos ahí. Por lo que sea, quiero volver.
Beyond the South
A little more than 17 years ago I embarked on a journey from south to north along the entire border between Haiti and the Dominican Republic. I left behind the salty and warm Caribbean to make a photographic reportage that spoke about divisions, geographical in principle but that while I was advancing noticed that the lines succeeded or interposed dividing everything: the roads, the stories, the lives of its inhabitants and of course their future.
I remember that we entered and left the roads committed to make the trajectory as faithful as possible to the border, the theoretical border, because we passed without realizing one country to another and is that in that border, where everything overlaps, its inhabitants have the certainty that they inhabit a third country, unreasonably detached from the two centers of the island; So to survive have had to understand, unwittingly embrace, when you live so far the options if there are exhausted fast.
Of course after a week when the trip ended and I dived in the cold water of the Atlantic I noticed why those who gave us hot coffee some morning in the mountains or the military man who invited us to his table to share his food in a border post or even the one who asked me for money to let me pass a checkpoint feel so twinned; With them I only shared passport and fiscal obligations, only that.
I still hope to go back and do the same route, with more years, with less weight in the backpack, with other eyes, sometimes I think maybe I should go back because there are places we must go back to make sure we were really there. For whatever it is, I want to go back.