Te sentirás jodido y mal pagado
Referirse todavía al periodismo como ‘el oficio más bonito del mundo’ es de una candidez que emociona al mas liberal de los banqueros. El verdadero campo de batalla por mantener a flote el oficio se ha trasladado a las redacciones…que comparten piso con las oficinas bancarias y si antes aquellas servían de trinchera para defender a quienes se jugaban la vida a miles de kilómetros ahora no son mas que el espacio que representa el modelo de negocio de la inmediatez en que se ha convertido el periodismo.
Como en tantos otros campos del saber y el hacer se suele echar la culpa a la red de muchos de sus males pero posiblemente sea el resquicio que le servirá de salvación; esta entendida como grupo o espacio reducido que patrimonialmente mostrará a los futuros huéspedes como funcionó una vez la profesión, de hecho ya lo estamos viendo en cada declaración nostálgica de corresponsales, plumillas, fotógrafos, cámaras y demás habitantes de la tribu cuando hacen referencia a ‘lo bien que se pagaba antes’ o ‘lo mucho que nos respetaba tal o cual medio’.
No anda mal encaminado quien dice que para ‘ser fotógrafo hay que buscarse un trabajo’ pues lo mismo vale para las otras patas de la mesa. Recientemente he leído un texto de esa maravillosa publicación llamada Jot Down Magazine (textos largos y jugosos como debe ser, ¡coño!) sobre el particular en el que un grupo de periodistas y fotógrafos (da igual, la realidad económica y la presión del que paga les obliga además a servir café) se quejan del cambio a peor de la situación por la que tienen que pasar desde hace tiempo los ‘corresponsales en zonas de conflicto’ (esta me gusta porque en la denominación también hay movida) y calcan el argumento de anteriores entrevistas sobre las vicisitudes a las que se enfrentan quienes se desarrollan en esta área del periodismo informativo. Los mismos problemas desde hace mucho tiempo: falta de apoyo logístico y/o económico, poco respeto por la edición de las piezas enviadas e incluso por el trabajo desarrollado, etc.; enfrente están los medios anglosajones que a pesar de los cambios siguen manteniendo unos niveles aceptables de remuneración económica, ética y en algunos casos apoyo logístico.
La interconectividad mundial y en tiempo real nos ha traído, también, el afán por destacar del resto y no siempre por méritos laborales y no veo por qué iba a estar el periodismo fuera de este círculo cuando es sabido que el ego ocupa un espacio preponderante en las mochilas de los periodistas o fotógrafos que cubren zonas de guerra. Ahora todos pueden jugar a Gary Shepard, Peter Arnett o Pérez Reverte sin tener que esperar horas o incluso días a que lleguen las imágenes a la matriz. Piénsenlo por un minuto: es difícil resistirse a transmitir en vivo desde un lugar en los que se está desarrollando la barbarie máxime si sabes que Instagram o Facebook priorizará el directo, que como está el patio igual se puede vivir de los seguidores.
Aún así sigo creyendo que debe seguirse contando historias desde los lugares mas remotos y menos hospitalarios porque es lo único que nos puede dar una visión global a quienes aún nos resistimos a la información enlatada porque es una herramienta que nos permite establecer comparaciones (de las que soy un ferviente defensor a pesar de su mala reputación) única forma que tenemos de tratar de ‘entender’ lo que pasa donde al poder no le da la gana de llegar. Porque como dice Karlos Zurutuza yo quiero saber como se vive el día a día en un lugar invivible, quiero saber como se abre paso la vida en esos lugares porque mal que bien la gente tendrá que seguir intentando vivir, eso debería interesarnos a todos los que estamos fuera de esa realidad y es una de las razones por las que estoy en contra del periodista ‘estrella’ que va contando batallitas.
Pero tampoco nos volvamos locos ni nos emborrachemos de ‘salvaballenismo’ cuando apuntamos a que lo que pasa en esos lugares es como dicen algunos ‘la vida real’, no, esta de aquí también lo es y de hecho es la prueba que sirve como ejemplo de esperanza de que en algún tiempo y lugar las cosas cambiaron pero por favor, cuando el Gabo dijo lo del oficio más bonito lo hizo desde la distancia y la comodidad que da el no tener que pegarte con el incompetente editor de turno cuyo trabajo principal es controlar los visitantes únicos las últimas 24 horas entre las idas y venidas a la máquina de café del pasillo en la torre de 30 pisos en cuya planta baja hay un Zara o un McDonald y en la noble el dueño del banco que le paga el sueldo…a ese tipo le hablas del periodismo romántico y la belleza del oficio y tendrás un nuevo follower en cambio si te lo crees tu mismo entonces seguirás jodido y mal pagado. Jodido y mal pagado.
© Miguel Gómez/El Caribe
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Refer still to journalism as ‘the most beautiful job in the world’ is a candor that thrills the most liberal of bankers. The real battlefield to keep the trade afloat has been transferred to the newsrooms … that share a floor with the bank offices and if before they were used as a trench to defend those who risked their lives thousands of kilometers now they are no more than the space that represents the business model of the immediacy in which journalism has become.
As in many other fields of knowledge and doing is often blame the network of many of their evils but possibly the loophole that will serve as salvation; is understood as a group or reduced space that patrimonially show future guests how the profession once worked, in fact we are already seeing it in each nostalgic statement of correspondents, little pen, photographers, cameras and other inhabitants of the tribe when they refer to ‘ how well you paid before ‘or’ how much you respected this or that means’.
It is not misguided who says that to ‘be a photographer you have to find a job’ because the same goes for the other legs of the table. Recently I read a text of that wonderful publication called Jot Down Magazine (long and juicy texts as it should be, fuck!) about the particular in which a group of journalists and photographers (it does not matter, the economic reality and the pressure of the payer forces them in addition to serving coffee) complain about the worst of the situation that ‘correspondents in conflict zones‘ have had to go through for a long time (I like this because there is also some problem with the denomination) and they trace the argument of previous interviews about the vicissitudes faced by those who develop in this area of information journalism. The same problems for a long time: lack of logistic and / or economic support, little respect for the edition of the pieces sent and even for the work developed, etc .; opposite are the Anglo-Saxon media that despite the changes continue to maintain acceptable levels of economic, ethical and in some cases logistical support.
Global interconnectedness and in real time has also brought us the desire to stand out from the rest and not always for work merits and I do not see why journalism would be outside of this circle when it is known that the ego occupies a preponderant space in the backpacks of journalists or photographers covering war zones. Now everyone can play Gary Shepard, Peter Arnett or Pérez Reverte without having to wait hours or even days for the images to arrive in the matrix. Think about it for a minute: it’s hard to resist transmitting live from a place where barbarism is developing, especially if you know that Instagram or Facebook will prioritize the live show, which, like the playground, can be lived by the fans.
Still I still believe that we should continue telling stories from the most remote and less hospitable because it is the only thing that can give us a global view to those who still resist canned information because it is a tool that allows us to establish comparisons (of which I am a fervent defender despite his bad reputation) only way we have to try to ‘understand’ what happens where the power does not give the desire to arrive. Because as Karlos Zurutuza says I want to know how you live day to day in an unlivable place, I want to know how life opens up in those places because badly that people will have to keep trying to live, that should interest all of us we are outside of that reality and it is one of the reasons why I am against the ‘star’ journalist who is telling stories.
But neither go crazy or get drunk ‘salvaballenismo’ – goodness– when we point out that what happens in those places is as some say ‘real life‘, no, this is also here and in fact is the test that serves as an example of hope that at some time and place things changed but please, when the Gabo said the nicest job he did from a distance and the comfort of not having to stick with the incompetent editor on duty whose main job is control the unique visitors the last 24 hours between the comings and goings to the coffee machine of the corridor in the tower of 30 floors in whose ground floor there is a Zara or a McDonald and in the noble the owner of the bank that pays the salary … to that guy you talk about romantic journalism and the beauty of the trade and you’ll have a new follower instead if you believe it yourself then you’ll continue fucked and badly paid. Fucked and poorly paid.
© Miguel Gómez/El Caribe