The Cap and the Flag / La Gorra y La Bandera
Without the imposing uniform, it might seem that the dark-blue gentleman, verydarkblackalmostblack, only offers help to the lady or simply greets her; a greetings between neighbours and she looks at him as the friend of her son, lifelong friends, having gone to the nursery together. And it could be true but we do not know, or do we know? The man in the dark suit told her as he walked towards her.
– Lady, you have to clear the sidewalk.
– No!
She replied with all the certainty and determination of the world, with all! and did not move. Then the man with the black helmet recalled that in these cases if the visor is raised time is gained as it comes in the Good Police’s Manual but did not put anything about old ladies, stubborn and with flags in their hands, only makes references to the infallible practices for adult male between 20 and 40 years age and physically healthy; so he wrapped himself in patience and used negotiation techniques, empathy, good manners, and so on. All those things that make life easier for him when he does not wear uniforms, but nothing.
– I do not move from here. She said.
– Then I must identify you, ma’am.
As he was taking the data asked her if she was aware of exposing herself to an accusation of resistance to authority and she gave him an almost tender, condescending look. Probably thought to tell him that she has all her life working in the field from sun to sun, who swallowed half a Franco’s dictatorship, who has suffered the harassment and mistreatment of women of those times and these so modern and that really cares a sovereign shit the accusation but she prefers to be silent and wait, because she has already gone through this and knows very well that only two people are in uniform, fulfilling a role and self-convincing to do the right one and just another. At the end of the day he will leave his black suit and become a normal person again; she will have nothing to leave except the cap and the flag.
LA GORRA y LA BANDERA
Sin el imponente uniforme podría parecer que el señor de azul oscuro, muyoscurocasinegro, solo le ofrece ayuda a la señora o simplemente que la saluda; un saludo de vecinos de portal y ella le mira como el amigo de su hijo, de toda la vida, de haber ido juntos a la guardería. Y podría ser verdad pero no lo sabemos, ¿o sí lo sabemos?!. El señor del traje oscuro le dijo mientras avanzaba hacia ella.
– Señora, tiene que desalojar la acera.
– No!
Le respondió ella con todo la certeza y determinación del mundo, con toda! y no se movió. El del casco negro recordó que en estos casos si se levanta la visera gana tiempo tal y como viene en el Manual del Buen Policía pero no ponía nada sobre señoras de edad, tercas y con banderas en las manos; solo hace referencias a las infalibles prácticas para varón adulto de entre 20 y 40 años y físicamente saludable; así que se arropó de paciencia y usó técnicas de negociación, empatía, buenos modales, etc. Todas esas cosas que tanto le facilitan la vida cuando no va de uniforme, pero nada.
– ¡No me muevo de aquí! volvió a decir.
– Entonces debo identificarla señora.
Mientras le tomaba los datos le preguntó que si ella era consciente de exponerse a una acusación de resistencia a la autoridad y esta le lanzó una mirada casi tierna, condescendiente. Probablemente pensó decirle que tiene toda su vida trabajando en el campo de sol a sol, que se tragó media dictadura franquista, que ha sufrido el acoso y el maltrato social femenino de aquellos tiempos y de estos tan modernos y que en realidad le importa una soberana mierda la acusación pero prefiere callar y esperar porque ya ha pasado por esto y sabe muy bien que solo son dos personas de uniforme, cumpliendo un papel y autoconvenciéndose de hacer lo correcto uno y lo justo otra. Al final del día el saldrá de su traje negro y volverá a ser una persona normal ella en cambio no tendrá nada que quitarse excepto la gorra y la bandera.